Inestabilidad: poesía contemporánea de Francia y México
Selección y prólogo de Ana Franco Ortuño
EBL Intersticios/Universidad Veracruzana, México, 2016, 96 pp.
En su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, Roger Bartra habló sobre la incomunicación como factor fundamental para el desarrollo de la cultura, el lenguaje y la ciencia. Lejos de ser insignificante, la paradoja está al centro de nuestra humanidad: es precisamente esta dificultad para entendernos lo que nos empuja a buscar formas de contacto con los demás. En un sentido amplio, estamos todo el tiempo traduciendo, intentando encontrar puntos de contacto, construyendo techos en común, maneras diferentes de explicar(nos) lo mismo.
Editado por EBL Intersticios y la Universidad Veracruzana, Inestabilidad: poesía contemporánea de Francia y México se trata de una compilación de poemas escritos por autores franceses contemporáneos (Nathalie Quintane, Joachim Montessius, Pierre Alferi, Christophe Fiat, Pierre-Yves Soucy) y traducidos por cuatro poetas mexicanos (Rodrigo Castillo, Rocío Cerón, Ana Franco Ortuño y Gaspar Orozco). Cada poeta mexicano traduce a su correspondiente francés (dos en el caso de Franco Ortuño) y luego propone un texto propio que funciona como espejo de lo traducido.
Según menciona Ana Franco Ortuño en el breve prólogo del volumen, la intención inicial de crear un diálogo con poetas franceses, terminó por funcionar, sí, pero de un modo más lúdico y abierto de lo que se tenía pensado en un principio. Y esto es justamente lo que más se disfruta de la lectura de Inestabilidad: lo caótico del recorrido, el lenguaje irreverente y juguetón, el uso arrojado y libre de temor de recursos poéticos.
Si, como dice Bartra, toda traducción contiene una traición, ¿cuál es entonces la naturaleza de la traición que cometen los poetas mexicanos de Inestabilidad? A pesar de que las temáticas propuestas por los poetas franceses reunidos en el volumen son variadas –la migración, la dimensión plástica de la realidad, Cleopatra, los límites del lenguaje– los traductores tienen al menos una inquietud en común, una clara preocupación sobre el papel del que traduce, la comezón propia de poetas traduciendo a otros poetas con la libertad que da saber que las traducciones son intentos. Que acertar es imposible.
En el caso de Quintane, por ejemplo, Rodrigo Castillo propone un texto, una Sobrelectura de un discurso, de un poema, de un espacio, de una poética, que repite varias veces la frase Estoy a las afueras (de un bar, de la república, de los círculos, de su propio pie). El poema funciona sin el contexto del libro, lo cual se agradece, pero en él remite a esa mirada exterior con la que los poetas mexicanos observan a los franceses (se traduce siempre desde las afueras). O Ana Franco Ortuño, que describe una cirugía local en su Manual de desasolve (sic): he ahí otra forma de traducción. Finalmente Gaspar Orozco confiesa en su Nota del traductor: mi oficio es la demolición. Traducir también es demoler.
Como toda traducción es una versión infiel de lo que intenta retratar, la traducción correcta no existe, existen aproximaciones siempre vacilantes. En Inestabilidad, nueve poetas se acercan a los poemas de cinco poetas franceses y recorren sus caminos sabiendo que podrían ser otros.
Isabel Zapata
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