El músico Richard Skelton nos cuenta sobre Landings, su nuevo material, y sobre la paradoja que busca plasmar en su música: la impermanencia y el paisaje.
How frail the human heart must be?
A mirrored pool of thought
Sylvia Plath
El ser reina en una especie de paraíso terrestre
de la materia, fundido en la dulzura de una materia adecuada
Gaston Bachelard
Richard Skelton nos platica, no sin un aire de nostalgia y apertura confidente, que comenzó a componer y a producir música en 2004, una época de profundo cambio en su vida, en la cual un suceso lo marcaría de por vida: enfrentar la muerte de su esposa Louise. La necesidad de emprender viajes para sanarse, asimilar, meditar y poder comprender la naturaleza, los ciclos de la vida y la impermanencia. Visitó los bosques en las montañas de Inglaterra, solo, pasando las noches en parajes indómitos y desolados. Escribía, componía, meditaba y entablaba una relación con la naturaleza, rodeado por la flora y la fauna del bosque, en un ejercicio de afirmación de los sentidos y de la existencia. Este amor y comprensión por la naturaleza y por lo que deja el paso del tiempo lo han hecho llevar todos sus conceptos y experiencias al plano de lo musical.
La Hoja de Arena: Hay muchísimas anécdotas y reflexiones detrás de “Landings” ¿Qué fue lo que te llevo a tomar estas aventuras? Y ¿cómo estas formas de relacionarte con el paisaje quedan expresadas en una grabación y en la composición de tus temas?
Richard Skelton: “Landings” está enteramente inspirado por el paisaje de “West Pennine Moors” al norte de Inglaterra, y en particular por un lugar llamado Anglezarke. Es un área de páramos, pequeñas colinas, plantaciones de pino y reservas pero esta área en particular tiene una resonancia especial para mí; una es porque yo nací cerca de ahí y la otra es porque viví cerca de ahí por muchos años. Regresé a estos lugares tan especiales para mí en 2004 después de haber vivido por más de 10 años fuera en las ciudades de Manchester y Liverpool. Revisitar Anglezarke fue como revivirme a mí mismo, como revivir mi pasado, y en este lugar me di la oportunidad de reevaluar la dirección de mi vida, para “hacer un balance” de ella, y comenzar el fomento de una conexión más profunda con el paisaje natural y conmigo mismo. En 2005 comencé a usar la música como una manera de enraizarme a locaciones específicas, a sitios naturales, con la intención de afirmarme y hacerle un gesto a la naturaleza para sentirme conectado. En esos momentos sentía que la música era la manera más instintiva y directa de entrar en una especie de relación con el lugar, es decir, me comenzó a gustar la forma en la que si tú producías un sonido en un lugar con resonancia este sonido regresaba a tus oídos alterado, estas reverberaciones y ecos se convirtieron una forma de conversación. Pronto comencé a sentir que esa conversación puede existir también en lugares confinados como un campo o un prado, no quiere decir que porque la reverberación o la alteración del sonido estén más allá de mi posibilidad de escucha no estén realmente allí, que no fueran reales. También “Landings” fue la manera de crearme una especie de fe en la que nosotros podemos continuar conversando con las personas que amamos y que se han ido, no importa que no podamos escucharlas o estar con ellas. Después de tres años de esta actividad reuní todos mis pensamientos e impresiones acerca de todas estas cosas en un libro acompañado de un CD de grabaciones que hice en Anglezarke. La inspiración fue simplemente el hecho de ser en el paisaje, de ser en el espacio; en esas épocas para mí fue una manera de pasar el tiempo tratando de poner fuera de mi ideas y prejuicios, pero también tratando de responder instintivamente a un lugar. De una u otra manera la conversación siempre empezaba del lado del lugar en sí y la cuestión para mí era ¿Cómo responder?
LHA: ¿Te gustaría compartir con nosotros alguna anécdota, reflexión o memoria de alguno de estos viajes?
RS: El libro “Landings” contiene varias anécdotas, así que, si me lo permites, citaré una:
Scar Tissue (Cicatríz)
Una casa de campo. Caída hace tiempo en la ruina. Una de las muchas que pueblan estos páramos, como una cicatriz, como un testamento frágil de una historia casi olvidada; tenazmente se aferra a una existencia poco a poco devastada por el viento, poco a poco sucumbiendo. Y como yo, sobre la madera y la piedra, trata de trazar su perímetro –para distinguirla de los páramos que amenazan con hundirla–. Yo, desprendiéndole pedazos de aquí y allá, sin querer siendo cómplice de su proceso de descomposición. ¿Y cómo detener la podredumbre? ¿Cómo salvar algo del paso del tiempo? ¿Cuánto tiempo antes de que los creadores de mapas decidan borrar esta estructura por completo? ¿Antes de que se convierta en una ruina sin nombre? Y entonces un simple montón de piedras. Lleno de musgo, olvidado. ¿Cuánto tiempo hasta que levanten su nombre de sus lugares y de la memoria colectiva? Lo único que puedo hacer es llenar este lugar con música. Verter sonido entre la madera y la piedra. En cada fisura y en cada línea accidentada. Como la lluvia en una mañana de abril. Pero el sonido, también cae en la decadencia y el eventual silencio. Tal vez ¿este es un medio apropiado para tal gesto conmemorativo? Y al igual que la disolución de esta estructura, una vez bien delimitada, los sonidos de mis cuerdas de acero arqueadas se derraman hacia el exterior. No pueden ser contenidos. Fijo el trazado de la ondulación a través del páramo. La pérdida de la figura y la forma. Acumulación fantasmal, matices brillantes, mezclados con el sonido de las alondras por encima de mí, y el descenso estridente de toda la ribera del río. Una elegía nacida de piedras, tierra y hierba.
LHA: ¿Cuál es la fuerza primordial que te condujo a componer música tan cercana a ti, tan emotiva y filosófica, así como reveladora?
RS: Trabajo mucho de manera instintiva. Yo creo que la música es increíblemente transformativa y ayuda a la autoafirmación. Yo simplemente sigo su flujo, trato de que ella me guíe a mí y hago lo mejor que puedo para que ella hable a través de mí. Comencé a hacer música seriamente en una época de gran cambio y crisis en mi vida. Creo que sólo podemos tocar a otras personas si hacemos un trabajo sincero y honesto, si estamos cerca de nosotros mismos, cerca de nuestro centro. Yo creo que no puedo a ayudar a alguien directamente que esté atravesando por algún problema, pero lo que sí puedo hacer es ayudarlo a partir de mi trabajo, el cual busco que sea intensamente personal.
LHA: Acerca de las grabaciones, ¿cómo es el proceso de hacer y grabar tus álbumes? Dejas entrever muchas técnicas como: field recordings (grabaciones de campo); ¿cómo mezclas en el estudio la composición y los field recordings?
RS: Preferiría no discutir las técnicas. Sin embargo puedo decir que grabo instrumentos acústicos y trato de mantener su carácter hasta la grabación final, así que hay poca intervención del estudio. Con Landings el disco fue grabado prácticamente en la naturaleza, muchas de las grabaciones fueron hechas al aire libre y, en situaciones que esto no fuera posible, trataba de llevar el paisaje al estudio. La mayoría de mis piezas grabadas son musicales así que el énfasis estriba en una representación autentica del instrumento en sí.
LHA: ¿Cómo sabes que estás llevando contigo el instrumento perfecto a un viaje? ¿Tienes consideración respecto a algún material, marca, año de fabricación? O bien ¿buscas algún sonido en particular? ¿Podrías describir un poco este proceso?
RS: Recientemente usé instrumentos que pudiera llevar al aire libre, al campo y a la naturaleza, en su mayoría violín, guitarra, concertina, mandolina. Estuve interesado en tocar esos instrumentos de una manera única sin perder la musicalidad. Muchos de los resultados fueron composiciones melódicamente simples pero texturalmente complejas, llenas de armónicos y tonos con lo que creaba una atmosfera densa y rica de sonido. Este último año he estado trabajando con el cello, ya que tiene una gama de sonidos y timbres mayor que la de los instrumentos más pequeños que he utilizado, sin embargo sigo buscando la manera de explorarlos.
LHA: ¿Qué significa el instrumento como un objeto?
RS: A mí me gusta pensar la noción de ausencia y presencia, pérdida y recuperación. Yo exploro la conexión entre la inmaterialidad del sonido y la objetividad de su fuente. Me interesa mucho la fisicalidad (particularmente la interacción entre el cuerpo humano y un instrumento acústico, este proceso envuelve una forma de intercambio) íntima: el músico experimenta dolor en las yemas de los dedos cuando presiona las cuerdas y el instrumento deja su marca en el cuerpo del que lo ejecuta, el músico intercambia dolor por el sonido que el instrumento produce. La música en mis grabaciones es el resultado de mis propios intercambios con los instrumentos, con objetos físicos.
LHA: ¿Se siguen produciendo y vendiendo copias desde Sustain-Release?
RS: Sustain-Release fue un sello activo entre 2005 y 2011. Publiqué veinte ediciones de música bajo una variedad de seudónimos: A Broken Consort, Carousell, Clowbeck, Harlassen, Heidika y Riftmusic. La mayoría de las ediciones siguen estando disponibles pero individualmente como CDR’s hechos a mano; sin embargo, el set completo de todos los trabajos viene en la caja llamada *SKURA, una colección de todo lo publicado allí.
Actualmente ya no publico nueva música a través de Sustain-Release, pero considero positivo continuar haciendo estas grabaciones accesibles al público vía este sello.
LHA: ¿Cuál es el motivo de cambiar el concepto a Corbel Stone Press?
RS: Sustain-Release era un sello privado que me servía para publicar mis trabajos, en 2008 conocí a Autumn Richardson con el cual sentí una conexión debido al amor a la poesía, y comenzamos a publicar nuestro trabajo, la primera publicación bajo Corbel Stone Press fue un panfleto colaborativo llamado “Typhography of the shore” el cual fue publicado en 2009, por un tiempo continué produciendo mi propio material mediante Sustain-Release hasta que en 2011 publicamos “Wolf Notes” una colección de poesía y música inspirada en el landscape del suroeste de Cumbria, donde ahora vivo. Así que me hizo sentido (sic) publicar tanto mi música como mis escritos y de ese trabajo colaborativo nació Corbel Stone Press. Dos años después, se piensa que el siguiente paso sea publicar a otros artistas y escritores.
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