Tal vez por lo misterioso y complejo que aún nos resulta el cerebro, la aceptación y el tratamiento de sus trastornos y enfermedades todavía están rodeadas por un ligero velo de incomprensión y tabú. Un ejemplo: si un amigo nos dice que tiene un dolor en el corazón, nadie en sus cinco sentidos respondería con un sencillo: “échale ganas, siéntete mejor”. Por el contrario se recomendaría la visita a un cardiólogo y el seguimiento de tratamientos farmacológicos y terapéuticos.
En contraste, es muy común que una persona que sufre de algún trastorno de estado de ánimo o alguna enfermedad psiquiátrica se encuentre con la incomprensión del clásico: “¿te sientes triste? Pues échale ganas”.
Afortunadamente las neurociencias cada día avanzan en el entendimiento de las causas de estos trastornos así como en su diagnóstico y tratamiento. Hoy en día, al menos dentro de la comunidad médica, la depresión y otros trastornos mentales son consideradas enfermedades con bases genéticas, sociales y ambientales, tal como cualquier otra enfermedad del cuerpo.
Biomarcadores para salvar vidas
Uno de los últimos descubrimientos importantes en ese ámbito ha sido la identificación de seis marcadores moleculares sanguíneos para la predicción del intento de suicido. Los resultados de este estudio cobran gran relevancia tomando en cuenta que las personas que piensan en intentar quitarse la vida generalmente no buscan ayuda ni comparten sus pensamientos con otras personas. El tener una prueba de laboratorio que pueda predecir la aparición de ideas suicidas podría ayudar a salvar a algunas de las más de un millón de personas que cada año se quitan la vida.
¿Cómo lo hicieron?
Usando muestras de sangre de la coronaria de nueve hombres que cometieron suicidio, los investigadores encontraron seis biomarcadores con los que afirman poder identificar a personas en riesgo de cometer suicidio. Posteriormente, pusieron sus descubrimientos a prueba analizando la expresión de estos genes en 42 hombres con desorden bipolar y 46 con esquizofrenia y encontraron correlaciones con cuatro de sus marcadores, especialmente en el grupo con trastorno bipolar. Los marcadores encontrados, SAT1, PTEN, MARCKS y MAP3K3, son proteínas involucradas en diferentes rutas metabólicas y no están exclusivamente relacionadas con fenómenos psicológicos. Los investigadores apuntan que es necesario estudiar más a fondo a estas moléculas para dilucidar su papel en trastornos como la depresión. Después de todo, las conductas suicidas podrían estar sustentadas, al menos en parte, por mecanismos biológicos relacionados con estrés, inflamación y apoptosis.
La Hoja de Arena
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