Cuento de Andrei Vásquez que ocupa la obra de Piglia como pintura y lienzo.
I. Piglia, Ricardo. Respiración artificial
CALIGRAFÍA EN TINTA NEGRA
Portada: Para ti, que has dejado de leer. Cambia y anótalo todo.
05/08/2005
CALIGRAFÍA EN TINTA AZUL
Página 65: ¿De qué se trata esto?
Página 80: Entiendo. Al final armaré el rompecabezas.
Página 111: Hay que pensar en contra de sí mismo, escribe Piglia, y vivir en tercera persona.
Página 164: Piglia utiliza el adjetivo “artificial” para calificar las historias falsas.
Página 219: Por fin puedo respirar. He leído toda la novela de una sola sentada. No aguanto las ganas de jactarme.
Página 220: No sé por qué me ha gustado tanto.
CALIGRAFÍA A LÁPIZ
Página 23: Por momentos parece un ensayo o apuntes de historia; sin embargo, mediante las notas y las conversaciones conocemos a los personajes, encontramos sus preocupaciones, su personalidad y, al fondo, se vuelven entrañables al tiempo que se transforman.
Página 33: El objeto deseado es un legajo de notas que, además de que algún día redimirá a uno de los personajes, contagiará al otro de su preocupación y esperará que por medio de la ficción todo se encauce, se difunda y se induzca un interés por el futuro.
Página 35: Es un llamado a la investigación, a la valoración del pasado, a la formación de un porvenir; simbolizados en este personaje, los lectores tenemos como misión vislumbrar entre los apuntes, intentar completar los episodios.
Página 42: Me satisface su manejo de la redacción, sobre todo su estilo para ligar un comentario trivial a una reflexión poderosa, y de ahí, a una escena de la cotidianeidad y viceversa, yendo y viniendo, con suavidad.
Página 47: Esto es fascinante.
Página 111: Por cierto, hoy se apareció frente a mi café un tal Pío. Está releyendo este mismo libro. Me siento ingenuo, me siento confundido.
Página 126: Piglia nos invita a disfrutar de la agonía, a rodear el asunto, a compartir unas cuantas ideas que debe introducir antes de la estocada; intenta suavizarnos y hacer de su narración un tratado sobre la ficción y la vida.
Página 164: El personaje ha desaparecido el nexo con la historia, con la tradición; el remiendo con el pasado se ha desvanecido. ¿Nos importa? Pensamos, o yo pienso, que es una alegoría de la ausencia como creación: desaparece la persona, su obra permanecerá.
Página 178: La mejor manera de ocultar tu intención es saturándola de estilo, con comas, con forma. Quiero leer otro libro.
Página 219: Respiración artificial es la literatura.
CALIGRAFÍA EN TINTA ROJA
Página 111: Muy buena idea, no puedo negarlo.
Página 220: Soy una copia tuya, te copio.
II. Piglia, Ricardo. El último lector
CALIGRAFÍA EN TINTA AZUL
Página 182: Me he vuelto fan de Piglia. No puedo hacer comentarios objetivos. Me ha fascinado; por ejemplo, cada vez que platico con Pío, hablamos de Piglia. Soy todo un personaje, dice él.
CALIGRAFÍA A LÍPIZ
Página 8: Me siento como uno de los personajes secundarios de un cuento o relato de un escritor que no recuerdo, o de la perversa ingenuidad de un mal traductor. En fin, mientras pensaba que leer era aburrido, justo en esa angustia, aparece este escritor y algo cambia.
Página 41: Quiero leer a todos los autores que Piglia, generoso, menciona en sus libros.
Página 145: Soy un personaje secundario inyectado de una fuerte dosis de entusiasmo que lo regresa al buen camino o lo descarrila. No sé si fui yo o Pío quien lo dijo.
Página 146: Me convierto en más que un fanático. Eso me recuerda, ahora que releo esta nota, una novela austriaca donde, qué coincidencia, el personaje es utilizado por el autor como su doble, como una analogía de su proceso de creación; es un desdoblamiento que lo ayuda a reflexionar sobre lo que narra; se deprime y decide abandonar la trama para ceder el protagonismo, qué coincidencia, al autor, que en realidad es sólo un seudónimo. Me he revuelto.
Página 182: ¿Por qué nos gusta tanto Piglia?, me pregunta Pío. Demoro un poco en responderle y de inmediato me doy cuenta: a mí me gusta, le digo, y vas a pensar que soy un arrogante; lo sé, dice él; bueno, le respondo, me gusta porque no puedo terminar de leer una cuartilla sin que me atraviesen ideas y me imagine frente al teclado y aparecerlas, las ideas, por el monitor; eso es, en resumidas cuentas. (Y ahí, eso no se lo digo, eso lo pienso, ahí es donde mi megalomanía pierde los estribos y se acomoda en un mundo borgeano desde el cual alucino a Piglia leyendo a Gombrowicz, o mejor a Arlt, reflexionando sobre por qué le agrada tanto y pensando algo similar a lo que yo le digo a Pío. Entonces él, Piglia, imagina a Arlt dándose ínfulas de grandeza, y lo inventa y lo hace apuntar sobre una novela que no existe, y de pronto me veo a mí, absurdo frente a un espejo. Entonces dejo de soñar y guardo mi conversación como una garza, ¿o era avestruz?, dentro de la tierra y pienso: mis metáforas son lugares comunes, no tengo escapatoria, y sonrío.)
CALIGRAFÍA EN CARBONCILLO
Página 17: Me obsesiona este autor.
Página 44: Piglia viene a México.
Página 145: Y sí. Desde que conozco a Piglia, y también a Pío, he generado más ideas que cuando no los conocía.
Página 182: Y es cierto. En fin: Piglia vino y le pude formular un par de preguntas. Se puede decir que he podido conversar con Ricardo Piglia y que, también, como buen fanático, me ha firmado un par de libros, pues he asistido a escuchar sus conferencias.
CALIGRAFÍA EN TINTA ROJA
Página 42: Robo… y qué te robo.
Página 61: Después de todo, leer es robar.
CALIGRAFÍA EN TINTA NEGRA
Portada: Para Andrei Vásquez, nombre ruso, ¿no? Un saludo muy cordial, Ricardo Piglia. 31/10/2005.
III. Piglia, Ricardo. Nombre falso
CALIGRAFÍA EN TINTA NEGRA
Portada: Para Andrei, por segunda vez, cordialmente, Ricardo Piglia. 3/11/2005. Escúchame una cosa: tu nombre es dostoievskiano; y sí, también pienso que en la realidad se entiende la ficción y no al contrario.
CALIGRAFÍA A LÁPIZ
Portada: La ficción no sólo son los escritores, dijo Piglia, somos todos, es la vida, son los recuerdos; la realidad es este segundo; ahora no, ahora ese segundo es ficción; la ficción es todo lo que no es ahora, es hace rato y mañana; la ficción es la memoria y sobre todo lo que vendrá.
Página 8: Conocer en persona a Piglia me está transformando. Ahora soy creativo, antes no; quizá hasta me convierta en escritor.
Página 95: Leo pero no puedo concentrarme. La lectura me bombardea con ideas de cuento, de novela, de cosas que no puedo definir.
Página 140: Debo leerá Escritor fracasado de Roberto Arlt (la historia del seudónimo de un tipo, dice Pío que dice Piglia, que le roba sus historias sin darse cuenta).
Página 144: Mientras leo, pienso; y mientras pienso, redacto en la mente.
Página 157: Me he reformulado, aparecen nuevas preguntas; y me satisface, pues no conocer esas respuestas, creo, me garantiza inventar, es decir, intentar escribir.
Página 158: No hay mejor forma de mantener una duda en suspenso que escribirla una y otra vez hasta que aparecen elementos concretos, fáciles de visualizar y que te proponen nuevas cuestiones.
Página 189: Me gusta la idea de compartir afinidades y obsesiones con Pío; sinceramente, me agrada; si es que he crecido, no lo he hecho solo.
CALIGRAFÍA EN TINTA ROJA
Página 189: Amanecer: qué buena palabra para terminar un libro.
Si lees esto quiere decir que por fin te has decidido a recopilar tus notas sobre Piglia. ¿Planeabas escribir un cuento, narrar tu extraordinario crecimiento, o debo decir viaje, según tú, Andrei, de lector a escritor? No es así, temo decirlo (tu transformación ha sido de escritor a personaje; y la mía, al revés), pues ya transcribí todo y lo he llevado a publicar. Me adelanté.
Me he robado tu idea; entonces, este cuento es diferente. ¿No es de eso de lo que se trata la literatura?
Pío Fontana.
Posdata: Nunca publicarás.
06/07/2006
Andrei Vásquez
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