Si Margaretha Geertruida Zelle viviera, tendría 137 años y, salvo por ostentar el título a la persona viva más vieja del mundo, sería completamente infame. Sin embargo, la historia se escribió de diferente manera y la colocó como una de las mujeres más bellas y astutas del mundo: Mata Hari.
La historia de vida de Mata Hari ha sido tema de dos películas homónimas, la primera dirigida en 1931 por George Fitzmaurice y la segunda realizada en 1985 por Curtis Harrington. Fue hija de un sombrerero holandés que contrajo nupcias con una javanesa. Se casó a los 18 años con un militar a quien sólo conocía por correspondencia y, tras la muerte por envenenamiento de su hijo, se dedicó a aprender artes amatorias orientales que después utilizó en París como modo de subsistencia.
Lo que pocos saben es que, además de ser un personaje de leyenda en la cultura popular, también hizo sus pininos en la poesía. Aquí les mostramos un poema que escribió para su mejor amiga, Grietje de Hoo, en 1888, a los 12 años.
Para evitar los escollos
del océano de la vida,
toma la virtud y el respeto
como capitán y timonero.
Cuando bogues por los mares,
que tu tripulación sea la piedad
tu brújula la libertad,
y el valor tu ancla y el espíritu tus velas.
Entonces, sea cuál sea la fuerza de las olas
siempre llegarás a buen puerto.
El poema, que define las virtudes que caracterizaban a la burguesía del siglo XIX, fue encontrado en 2002 en Leeuwarden, Holanda, por Pieter de Hoo, sobrino de Grietje.
Si bien Margaretha no fue conocida en el mundo de la literatura, escaló al subconsciente popular por otros atributos. Se dice que su forma de bailar seducía a los hombres de manera irremediable y que sus facciones resultaban casi hipnóticas. Sin ir más lejos, se cuenta que momentos antes de ser ejecutada, los militares franceses tuvieron que vendarle los ojos para no sucumbir ante su belleza. Además, se dice que en el último momento envió un beso a los 12 hombres que la iban a fusilar y sólo cuatro fueron capaces de acertar el tiro.
Pero su leyenda no pervive únicamente por eso, sino porque actualmente el mito ha reavivado las dudas que existen sobre ella y los motivos de su ejecución siguen siendo turbios. Más que la doble espía de la Primera Guerra Mundial, la evidencia actual sostiene que su existencia resultaba incómoda para algunos miembros de las altas esferas y fue utilizada como chivo expiatorio de la milicia francesa.
Se dice que los alemanes pusieron una trampa para hacerla quedar como doble agente. Otras versiones manejan que fue únicamente una herramienta mediática para dirigir la atención de la sociedad a prejuicios por su vida como cortesana y tapar, con ello, las críticas hacia el gobierno francés. Nadie sabe qué parte de la historia es cierta, pero el mito de Mata Hari no sería lo mismo si sólo se tratara de una mujer que jugó con fuego sin medir bien sus riesgos y no la doble agente que ha nutrido la cultura popular con sus encantos y artimañas. O esa niñita de 12 años que escribió un poema sobre virtudes a su mejor amiga en un cuaderno de escuela.
Deja un comentario