Cuento de Isaí Moreno. Un par de ojos bellos que luchan por no cerrarse, en la cama de un hospital.
…me pregunto si pueden oírme …de ser ilusión mía que observan mi cuerpo sobre la cama, aspirando con la dificultad que congela mis pulmones, háganme volver …gracias a las punzadas de mi respiro me percibo con vida, aspirando a contarles esto aunque no me escuchen …vean en mis iris lo que este tubo de látex atravesando mi garganta me impide expresar, o es acaso que me he quedado muda porque en el instante de un parpadeo caben la vida y la muerte juntas, o porque vi una estrella alejándose de mí, quizá desplomándose entre la blancura de estas sábanas que me envuelven …contemplen mis ojos, cada parpadeo es el intento por musitar que hace unos días estaba aquí mismo, con mi padre al lado hablándome tan suave que para percibir su voz había que poner en alerta los dos oídos, pero aquélla resultaba suficientemente audible para no dejarme dormir cuando no debía …véanlo, aún permanece aquí tomando mis manos, observen su sonrisa dulce cuando me contempla y acaricia mis cabellos …así estaba él hace horas o días, y yo hundida en el silencio …siempre me ha gustado el silencio, pero no el que en esos segundos empezaba a rodearme, amenazando con aprisionar mi alma cuando la estrella se alejó mientras mi cuerpo era transportado en un vehículo con la sirena encendida …mi padre lo supo, como lo hice yo, que no quería estar en ese silencio …qué gran tontería, sí, es no tener cuidado al atravesar la calle, aunque después de ser arrollada por un auto a nadie se le dice que ha sido una tontería …la sirena sonando me lo daba a entender, pese a que su ulular me hundía más en mi propio silencio …en eso me parezco a mi madre, y ella a mi abuela quien también se callaba lo que solía pensar, se dice que mi madre era una mujer insensible pero era más bien silenciosa, al ir por una calle se detenía fingiendo mirar los objetos de un escaparate en los establecimientos, cuando en realidad escuchaba alguna melodía de la radio puesta por los empleados, esperando a que la música terminara antes de irse de ahí, caminar por las calles y perderse entre la gente …así mismo iba yo, distraída por las notas que llegaban a mis oídos desde la acera opuesta, una canción jubilosa que me transportaba a momentos felices
…y luego, puesto que en la ambulancia no dije nada, mi padre creyó que era porque no acostumbro hablar bajo presión …ella también se lo calló, mi madre, guardó silencio cuando no quiso decirle a él que ya no le provocaba esa fiebre que enloquece a los adultos, y de tanto guardar silencio se fue quedando como muda hasta que las calles se la tragaron y no volvió nunca a nuestro lado, se fue como los recuerdos desaparecidos entre la blancura de la amnesia, por ello dicen mis tíos que era insensible, más que por abandonar a mi padre por desentenderse de mí …pero decía que ella se callaba como lo hice yo en el vehículo que me trajo hasta aquí, cuando lo que me rodeaba empezó a volverse taciturno y mis pulmones parecieron cerrarse y no pude proferir a mi padre que lo necesitaba, que sólo quería respirar …después me desvanecí pensando en lo que él habría dicho: eso no se hace, hija, nunca te calles lo importante, lo habría susurrado con la ternura con que me hablaba al peinarme de pequeña, mientras ante el espejo me indicaba cómo hacerme yo misma las coletas: debes tomarte con una mano el cabello y alisarlo con la otra, así, luego le pasas el peine mojado
…me desvanecí, les contaba, y cuando abrí los ojos me encontré sobre esta cama, la luz de la que hablo se alejaba de nuevo, a la distancia podía escuchar una voz como la de alguien que me guiaba para no perderme, y dije, creo que pregunté aunque no me entendieron: ¿aún está la estrella aquí?, a lo que uno de ustedes que ahora me observa con atención replicó: está volviendo en sí, ha reaccionado al destello de la linterna …esa misma luz que ustedes utilizan para analizar los reflejos, el resplandor, me lastimó pero quise seguir mirando, aferrarme a su fulgor como a la vida, imaginé su brillo que se alejaba incorporándose al de las estrellas e iluminando un prado floreciente, las voces de ustedes se confundieron, las escuchaba remotas, hasta que de entre ellas surgió la de mi padre, percibí su rostro mirándome con solicitud y de ello es de lo que quiero hablarles, porque fue cuando sentí que ese silencio que no me gustó se adueñaba otra vez de mí, cada uno de mis parpadeos era más pesado que el anterior, no quería cerrar los ojos ni deseaba dejar de respirar, él me decía: prométeme que vas a estar bien, hija, asegúrame que esos bellos ojos que tienes no van a cerrarse nunca, hazlo por mí …y yo quise prometer algo aunque me fue imposible hacerlo, me costaba más abrir los ojos después de cada parpadeo, en uno de ellos me vi a mí misma soplando las velas de mi pastel de cumpleaños, en otro, más largo, sentí como si flotara encima de esta sala y los contemplase a ustedes desde arriba alrededor de mí con sus batas blancas, en otro parpadeo: la ciudad entera, observé a las palomas comiendo semillas que la gente les lanzaba en la fuente pública, los aleteos de las aves eran como el viento que acaricia las copas de los árboles, como un soplo en el oído bisbiseando secretos sobre la bondad, la belleza, la gloria …en el parpadeo que duró más, porque posiblemente me dormí, ahí vi al mundo suspendido de un hilo de araña muy delgado, colgaba ante el vacío, podía notarse lo frágil de aquel hilo blanco, casi transparente, más endeble entre más tiempo me dormía, y abrí los ojos a la realidad y el cansancio volvió a cerrármelos …a cerrármelos …a cerrármelos …entonces me rodeó un océano helado, oscuro, un lugar donde no quise hallarme, de ningún modo lo quise, me costó un esfuerzo mayor abrir los ojos para encontrarme con los de mi padre, cálidos …mis ojos se parecen bastante a los suyos, posiblemente lo habrán notado, y no los cerré en ese instante sino permanecí de ese modo todo el tiempo que pude …la voz de él me preguntaba desde una distancia inconcebible: ¿me oyes, hija?, ¿me escuchas?, sólo haz un intento por contestarme con tu mirada, si me oyes da un parpadeo, uno solo …y yo lo di, con mucho esfuerzo …ahí estaba otra vez el océano, inmenso, frío, triste, yo flotaba en la superficie de sus aguas donde cada oleaje traía más frío consigo, eso era la muerte y deseé alejarme, abrir los párpados para ver la luz …mi padre me decía: ya sé que me escuchas, hija, procura resistir, repitió como repite ahora: no dejes que tus lindos ojos se cierren para siempre, y por complacerlo me prometí esforzarme, aunque también lo hice por miedo a esa agua sin fondo de la muerte que parecía atraerme, así lo presentí, que todo se hundiría después de unos instantes en la confusión líquida, me imaginé como un buzo que sin remedio va siendo arrastrado hasta el fondo de las aguas por el peso de su propio tanque de oxígeno, hacia una profundidad tal que las mismas burbujas de aire que expulsa se hunden con él en lugar de ascender, pero mi temor era más grande porque, me dije: si cierro los ojos, con mi padre mirándome de ese modo, entonces lo atraparé en un parpadeo y se irá conmigo a ese océano oscuro, batirá los brazos como yo en un intento desesperado por flotar, y ambos nos perderemos en lo profundo …temí tanto por él, no permitiría que entrara en una muerte que no le correspondía, así que respiré profundo, me esforcé por no cerrar los ojos, de ellos salieron lágrimas a causa del esfuerzo por mantenerlos abiertos, de seguro ustedes han escuchado lo que hace un momento ha dicho mi padre: hija, si te das cuenta de dónde estamos parpadea una vez, si no, hazlo dos veces …su voz sonaba perdida en el tiempo, la recordé al llamarme a comer mientras yo, pequeña como era, corría por el jardín y me raspaba las rodillas con la tierra, en el recuerdo había cierta calidez tan confortable, y quise suponer que ese océano helado que había aparecido tras mis párpados era una imagen de mis temores, no podía ser la muerte porque carece de forma o apariencia …con valor, aún dudando, cerré los ojos una vez, una sola, para que mi padre supiera que le entendía …en ese instante, pequeño o largo, sentí la profundidad del sueño que me atrajo para adentrarme en su hondura, creo que me desvanecí durante un rato porque al abrir los ojos estaban encendidas las luces de este cuarto, blancas como la ropa de ustedes …desperté por una visión en la que apareció de nuevo y con insistencia el filamento de arácnido suspendiendo al mundo, esta vez era más frágil: con mi sueño se debilitaba, el hilo se estiraba peligrosamente, no pude asociarlo con nada en mi interior, sólo con la sospecha de que tenía una realidad propia, grité pero ustedes no escucharon mi voz que se atascó en el tubo en mi garganta …ahora puedo oír la tonada proveniente del radio que ustedes han encendido, esa misma que escuchan como yo y que me mantiene otra vez despierta …qué curioso, se trata de la misma melodía que me distrajo en la calle …contemplo los aparatos conectados a mí, siento la mano de mi padre tomando con firmeza la mía, los distingo a ustedes mirándome, y quisiera decirles que desearía dormir y dormir, sólo dormir, justo ahora que me revisan otra vez los reflejos poniendo esa estrella cegadora ante mis ojos, la veo muy bien, dicen que es la de su pequeña lámpara, y yo sólo sé que sigue siendo el destello que da vida a mi vida para decirles lo que me falta
…les expondré por qué continúo aún en el intento de la vida, y si esto es hablar o no, sepan que en mi estado se toman sólo decisiones importantes …es difícil ir reuniendo las palabras, agua que se escapa de los dedos al beberla con la mano …si tratara de darme a entender con más claridad fracasaría en mi propósito y no es eso lo que deseo, así que debo explicarles la razón por la que pongo la totalidad de mi esfuerzo en sobrevivir: me mantiene despierta una inquietud por ustedes que siguen luchando conmigo …quiero salvarlos …deseo con toda mi voluntad impedirles la caída …porque tengo la inexplicable certeza de que al cerrarse mis ojos sin remedio, la gravedad de las circunstancias no consistirá en dejar de ver, sino en seguir viendo …pretendo evitar fundirme con otra realidad ajena sobre la que no tendré control …si me duermo estoy segura de que ante mí reaparecerá el hilo de araña y en él suspendido el mundo ante el abismo, y a medida que me diluya en un increíble arrullo, interminable, el hilo que sostiene al mundo se irá debilitando más, cada vez más, hasta romperse
Isaí Moreno
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