Músicos jóvenes, extremadamente talentosos y proclives al consumo de estupefacientes que murieron a la misma edad. A grandes rasgos, ésas son las características con las que se describiría a los miembros del Club de los 27. Jones, Joplin, Morrison, Hendrix y Cobain, así como algunos que se han ido añadiendo al grupo, encontraron la eternidad dentro del subconsciente colectivo no sólo por sus canciones, sino también por la temprana edad a la que murieron.
Pero, más allá del mito y de las drogas, estos artistas también eran avezados lectores de la generación del beat, de la poesía francesa y de los extraterrestres. ¿Qué libros acompañaban a estos ídolos durante sus ratos de soledad? ¿Cuáles eran sus historias favoritas, sus influencias musicales?
Jim Morrison, poeta maldito
La afición del vocalista de The Doors por Rimbaud y Baudelaire no es para nada desconocida. Estos dos poetas, en especial el llamado enfant terrible marcaron la percepción de Morrison sobre la vida, el amor, la locura y la agonía. En Una Temporada en el Infierno, Rimbaud, prodigioso escritor francés de sólo 19 años, hace referencia a su relación fallida con Paul Verlaine, así como al consumo de drogas y tal. La obra fue encontrada en los sótanos de una editorial a principios de Siglo XX, luego de que permanecieran ahí casi 30 años.
Tanto apasionó Rimbaud a Morrison que compuso Wild Child como homenaje al prodigioso autor de Una temporada en el infierno.
Sin embargo, los poetas de Francia decimonónica no fueron los únicos que influyeron en Morrison. Aldous Huxley, escrito británico que emigró a Estados Unidos, fue una referencia constante para el cantante debido a sus ensayos críticos y a su tendencia al misticismo. De hecho, debido a The Doors of Perception, (1954), la banda liderada por Jim adquirió su nombre.
Otros autores a los cuales Morrison leía fueron: Jack Kerouac, Joseph Campbell, James Frazer, Louis-Ferdinand Céline y Allen Ginsberg.
Dentro del bolso de Janis
Las mujeres solemos tener de todo dentro de la bolsa, desde el maquillaje hasta una piedra filosofal, y Janis Joplin no podía ser la excepción. Esta cantante, famosa por su prodigiosa voz, su rebeldía y el consumo de drogas, fue también una ávida lectora de Scott Fitzgerald. En alguna ocasión, le comentó a los conductores de televisión que se consideraba una Fitzgerald freak, ya que había leído y releído todas sus novelas, historias cortas, cartas y biografías.
La intérprete de Summertime adquirió en su infancia y adolescencia, la pasión por la lectura. Se dice que mientras viajaba, solía leer Jude the Obscure, de Thomas Hardy y Look Homeward, Angel, de Wolfe. Asimismo, disfrutaba de la literatura americana, especialmente la producida en el sur, y la corriente del beat, de los cuales prefería a Kerouac y a Ferlinghetti.
Los extraterrestres de Hendrix
Jimi Hendrix nunca destacó en sus estudios— de hecho, los abandonó para irse al ejército tan pronto le fue posible—, sin embargo, se sabe que en algunos de sus ratos libres se consagraba a la lectura de cómics de extraterrestres y libros de ciencia ficción. Su autor favorito fue Edgar Rice Burroughs, creador de la serie de historias de Barsoom— ambientadas en Marte—, de Pellucidar, sociedad del centro de la Tierra y de Tarzán.
De igual manera, era un gran fan de Flash Gordon, realizada por Alex Raymond en 1934.
Kurt Cobain y su escritor favorito
El vocalista de Nirvana tuvo pocos ídolos a lo largo de su vida, uno de ellos fue William S. Burroughs. Su afición por el escritor se inició en Aberdeen, Washington, cuando pasaba horas en la biblioteca consumiendo sus escritos.
En 1992, Cobain se acercó al escritor para pedirle colaborar en Heart Shaped Box. Sin embargo, poco después el autor rechazó la oferta, aunque no sin antes mostrarle un método de escritura heredado de los grandes autores del beta como Allen Ginsberg, Brion Gysin y Peter Orlovsky.
Poco después, el cantante tocó la guitarra para ambientar The Priest They Called Him, cuento escrito y narrado por el mismo Burroughs que relata la historia de un adicto que busca drogas ilegalmente en Navidad.
En alguna ocasión, la periodista Katherine Turman le preguntó a Kurt sobre sus gustos literarios y éste respondió: Me gusta cualquier cosa que comience por B. El que más me gusta es Burroughs. También Bukowski y Beckett.
Sin embargo, el gusto por Bukowski no le duró más que una temporada. En el ensayo que realizó para uno de sus diarios, El crítico se hace Dios, el intérprete de Smell like teen spirit habla de cómo quemar las obras del crítico representó una liberación y la oportunidad para pensar libremente.
Brian Jones y su muerte literaria
Hablar de los gustos literarios y de las influencias de Brian Jones resulta complicado ya que la expresa fascinación de quien fuese miembro fundador de The Rolling Stones eran las mujeres. Sin embargo, la literatura y la música van de la mano, algunas veces de formas fúnebres, y en el caso del guitarrista no fue la excepción.
Luego del éxito de los Stones, Jones adquirió la mansión que había pertenecido a Alan Alexande Milne, autor de Winnie the Pooh. Con el tiempo, comenzaron las fricciones entre Mick Jagger y Jones, que ocasionaron que éste último abandonara la banda y se recluyera en casa.
El 3 de julio de 1969, quien fuera co-fundador de una de las bandas más icónicas de todos los tiempos apareció muerto en la alberca de su casa. Esa casa donde unos años antes había nacido uno de los personajes más icónicos de la literatura infantil inglesa.
Música y literatura, como buenas artes, se encuentran hermanadas. Algunas veces de manera más o menos obvia, pero siempre complementaria. Los miembros del Club de los 27 son una prueba de que la influencia que ciertas obras ejercen sobre un lector dan pie, muchas veces, a la creación de grandes obras y a la formación intelectual de personalidades que, aunque no estén hoy aquí, nos permiten conocerlas un poco más por lo que había en sus libreros.
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