Maribel Carrasco es una dramaturga comprometida con el universo infantil. En obras como Valentina y la sombra del diablo a través del viaje emocional de una niña, logra subrayar la importancia de denunciar al abuso sexual y en Los cuervos no se peinan traza de manera inteligente el momento en que los niños comienzan a tomar decisiones propias y ajenas a las de los padres. Temas para nada sencillos que sin duda resuenan en los pequeños espectadores y que les son de gran relevancia.En Los cuervos no se peinan el argumento es sencillo: una mujer de sombrero rojo un día se encuentra con un pequeño huevo. Desde este momento, el huevecillo del que posteriormente nace un cuervo toma una decisión: la señora del sombrero rojo es quien tiene que hacerse cargo de él. Es así como una relación entre ambos comienza a dibujarse, la mujer termina por asumir y abrazar la idea de que el pequeño cuervo es su hijo y por tanto, comienza a tratarlo como a un niño.
El conflicto aparece cuando la madre trata de ocultarle a Emilio –como ella ha decidido nombrarlo– su verdadera naturaleza. Cuando en el ejercicio de protegerlo lo llena de restricciones y trata de apaciguar los deseos más vitales del pequeño: como aquellos que son volar o ir a la escuela. Una vez que la madre logra superar algunos de sus miedos y lo lleva a clases, Emilio tiene que enfrentarse también a las ideas de los demás niños y entender que en la diferencia existe un gran valor. En principio, el valor de enfrentarse a no encajar en los esquemas de los demás y defender aquello que uno es.
Bajo la dirección de Boris Schoeman esta historia encuentra una forma sencilla de trasladarse a la escena. Una silla y pequeños elementos que son significativos para definir a los personajes, recrean distintas situaciones con soltura e imaginación. Como en muchos juegos de niños, tanto el espacio como los objetos que los rodean, se resuelven con convenciones y logran atrapar al pequeño espectador. No se necesita nada más; las actuaciones de Amanda Farah y de Sergio Solís –quienes interpretan tanto a la madre como al pequeño cuervo y demás personajes en distintos momentos–, son suficientes para mantener la atención del público. Este último punto, de suma importancia en el teatro para niños y que se logra a través de un texto sutil y una dirección inteligente.
Los cuervos no se peinan es una producción de la compañía Los Endebles y se presentará todos los sábados y domingos a las 13:00 hrs en el Teatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, colonia Santa María la Ribera), hasta el 14 de junio.
Laura García
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JuanJo dice
Valentina y la sombra del diablo es de Verónica Maldonado, no de Maribel Carrasco 😉
Buen día.