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han solo
me lo compró mi jefa
saliendo del cine.
es el de chamarra azul
y pantalón café.
me compró también
un guardia gamorrean.
cuando me salieron barros
mientras leía el mil chistes
antes del fucho
luego de hacer dibujos porno
y mientras escuchaba al haragán:
siempre han solo.
él era el medio de las chivas
que iba a triunfar al barcelona
las porterías eran cajas de klínex
en la liga jugaban play mobil
he-man
mask
han solo también fue luchador
y condujo varias naves
incluso un pontiac rojo a control remoto
se cogió al menos a tres princesas lea
y dicen que a una barbie
fue a acapulco
y un chingo de veces a cuernavaca
le gustaba andar entre
el musgo y el heno de los nacimientos.
hasta hoy ha conseguido
montarse en un halcón milenario
-amarillo, viejo, incompleto-
ya nunca viaja
permanece todo el día sentado
junto a chewbacca
sintiendo cómo el polvo se le pega a la piel.
el frío de los hombres
si es otra vez la puta angustia
mejor ni le abras
aunque llame a chiflidos
aunque lance tostones contra el zaguán
dile que no tienes
no
no tengo nada.
incluso si aparece con su rostro
de buey babeante.
no
ni le abras.
manolo
sé que jode estar en la calle
sin tener a dónde llegar
ni qué hacer
si no pasar una y otra vez
los zapatos flaquitos
por la piel rasposa del dolor
y nada de morralla para un trago
pa’ que lo amargo resbale
como cuerpo desnudo por las manos
ni una bacha que devuelva
la lucidez que perdemos en el exilio del alcohol
sentirse cansado
hambriento
pero sobre todo olvidado
y contagioso
la mugre
la falta de lana
siempre el mismo pantalón
eso espanta a la gente.
ya sé;
querías ser mi padre
pero no te salía
a mí tampoco
no sé ser hijo del hombre
somos parroquianos del mismo fracaso
de afilarle la espada al amigo que mañana nos mata
hijos de la rabia del macho alcohólico
de esos días con cara de
yatodochingóasumadre
cabrón dolor
perro viejo y jodón
perro sordo y necio como sólo dios
sordo, necio y soberbio.
manolo
compadre de profundas
y llegadoras parrandas
hoy no hay jale ni batalla
el parque ya se acabó
te digo que si es la pinche tristeza
mejor vámonos
no quiero andar cargando cascajo-
tienes razón:
pinches viejas que acusaban
y señalaban a tu padre
nada sabían del tuétano de la noche
del frío de los hombres
de estos tragos de a soldado
de despertar y ver el día;
por eso los ojos rojos
y el fresco vómito del desengaño
manolo
hijo del sentimiento
cabrón de fácil llanto
perdona y olvida
a los que borracho
y caído te ignoran.
bien dices: somos escuadrón
de nuestra propia muerte.
estrellas encendiéndose
a maru
y una sinfonía inconclusa
atravesando tu piel.
chance y alcanzo autobús.
chance y me esperas contenta en la terminal.
a esta hora
y desde la carretera
tu ciudad es un montón de manchas
como estrellas artificiales
que se encienden al mirarlas.
eres un adorno del mundo
con el que se antoja bailar y reírse.
se me antoja el sudor de tu escote
inhalar largas líneas de cocaína
que descansen sobre tus muslos
hay días que ni las chaquetas sirven
la porción rutinaria se vuelve insuficiente
la vida exige el aroma de las pecas en tus hombros
que tus piernas se amarren a mi espalda
el nocturno glamour de tus ojos verdes
el nocturno verde de tus ojos glamorosos
el glamour verde de tus ojos nocturnos.
balas perdidas
a vero
escucho tus pies descalzos andar sobre la lluvia
tu risa llena de vino tinto
el respirar de tus hijas al dormir
el chacualeo de mi lengua entre tus piernas
como pez que brinca fuera del agua
y vuelve a caer en ella
la voz de los árboles otra vez
las nubes que pasan
y no se escuchan
esta tarde azul en la que te irás lejos
y quizá no vuelvas.
el sonido del motor que te lleva
el mismo viento de antes
pero ahora en tu rostro
y tú sobre la carretera
de pie
mirando una ciudad pequeña
y autos que pasan a toda velocidad
dejándote atrás muy rápido.
por un momento piensas en mí
mientras respiras la noche
ya lo sabes
desde la principio eres
un vuelo de aves
que en realidad no existen
pero que cruzan el cielo que yo miro.
no sé si entiendas
nunca vemos el precio
de las cosas que nos gustan
las tomamos
y asumimos que serán nuestras
somos balas perdidas
que se encontraron en el camino
a ninguna parte
estar aquí es caro.
ahora estás ahí
sentada
con los pezones erguidos
por el agua
viendo la lluvia caer en el patio
sonriéndome
y sé que podemos contra todos.
Adrián Román
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