El Teatro de la Ciudad, Esperanza Iris, se llenó de colores, música en vivo y folklore mexicanos. La Compañía Nacional de Danza Folklórica ofreció una función especial donde, a través de bailes típicos y un repertorio capaz de tocar las fibras nacionales en este mes patrio, se celebró la multiculturalidad de las distintas regiones de la República Mexicana.
Un calendario azteca custodiado por águilas y jaguares, dos emblemas de la cultura prehispánica, fue lo primero que se vio al subir el telón. Y entonces, sonaron los tambores. Los danzantes subieron al escenario ataviados con penachos de plumas, trajes coloridos, cascabeles, sonajas y escudos. Un bailarín cargaba un estandarte de la Virgen de Guadalupe. El mestizaje expresado en una danza.
El sonido de los tambores y cascabeles dio paso a la jarana y al arpa para presentar al bello estado de Chiapas, con su diversidad cultural engalanada en trajes regionales. Sonó “Los Parachicos”, danza declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010.
El recorrido musical y dancístico continuó con huapangos que dejaron relucir la multiculturalidad huasteca. Esta región abarca los estados de Querétaro, Hidalgo, Puebla, Veracruz y Tamaulipas, por lo que cuenta con diversas expresiones locales.
Después, la interpretación de sones nayaritas, donde las mujeres faldean y giran al ritmo de la música, mientras los hombres se lucen con el machete, sorprendió a los asistentes por la habilidad de los bailarines.
Siguió Oaxaca. Los trajes de Tehuanas, de la región mixteca y mazateca, engalanaron la noche mientras que los sonidos de una de las regiones más diversas del país resonaron en la sala. Los vestidos de colores y los bailes característicos del estado cautivaron a los asistentes, que reconocieron en cada nota un dejo de la cultura mexicana.
¡Qué bello es Veracruz! (¡Que bello!) resonó en la sala de pronto, transportando a los espectadores desde Oaxaca hasta la tierra donde se necesita una poca de gracia y otra cosita (¡ahí arriba, ahí arriba!) para bailar al son de la marimba.
Y, aunque pudiera parecer que ese mapeo de los bailes típicos de México estaría prácticamente completo con “El Venado”, de Sonora, faltaba la pieza más importante para el folklore nacional: El mariachi. Así que, para cerrar con broche de oro el evento más ad hoc al mes de los próceres patrios, las arpas, violines, vihuelas, guitarras y trompetas se unieron para dar vida al jarabe tapatío y al son de la negra, que sigue diciéndonos que sí pero sin decirnos cuándo.
La Compañía Nacional de Danza Folklórica se presentará los lunes de octubre en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque.
Gabriela Galicia
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